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viernes, 4 de julio de 2008

OPTICA AMOROSA

¿Se puede comparar el enamoramiento con la forma en que miramos a la persona amada? ¿Tienen ambos algunas características comunes? Este es la pregunta que me planteé y a partir de la cual discurrieron las reflexiones que recogí en este poema, comparando las formas en que podemos amar con algunas enfermedades ópticas. ¿Acerté, qué pensáis? 1. Si resulta verdad que cuando el sabio mira ve la sabiduría y el necio necedad, los ojos, más que espejos del alma, son focos que su cualidad derraman. Dos ojos con una visión perfecta, derraman la belleza de su dueño, pues nada hay que tuerza su buen razonamiento. si la visión no fuera pareja, sobre sus miramientos, demostrarían de qué pie cojea y qué busca su dueño. 2. Si dos ojos hacen una mirada, que dos miradas reflejan su amor, cosa es de geometría comparada guardando paralela relación. Dos líneas paralelas en el horizonte son confluyentes, mientras captan la esencia de la incógnita del iris presente; según el movimiento que tracen las dos líneas divergentes, es su enamoramiento. ¿Existe mayor belleza que la de una mirada que refleja los ojos que la contemplan, extasiados en la común esencia? 3. Dos miradas confluyentes que observan el mismo objeto y dos coronarias lentes en un mismo sentimiento. La mirada que se acorta no logra ver la ilusión y la esperanza de la otra, en su miope frustración. Una mirada que alarga su hipermétrope mirar, en atención encelada, roba la intimidad. Unos ojos divergentes que buscan otro reflejo fuera de lo sustrayente de un estrabismo parejo. Una mirada su ideal persigue en distinto plano del astígnata mirar que su punto ha extraviado.

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